Por Lavaca.org
Cuando llegamos a la Pu Lof de Cushamen, ya habían pasado casi dos semanas de la desaparición forzada de Santiago. Sin embargo, ningún medio se había acercado hasta el lugar.
Ninguno.
La impotencia de que pasaran los días y un tema tan importante estuviera invisibilizado, desaparecido de la agenda mediática y nacional, fue lo que nos impulsó a viajar al Sur.
En la nota que hoy volvemos a publicar, se puede leer el relato de la comunidad acerca de lo sucedido el 1 de agosto. Y en ese sentido les proponemos un ejercicio: leerla pensando en todas las operaciones que luego fueron montando el Gobierno, la Justicia y esa cantidad de tipos que dicen ser periodistas pero que no son otra cosa que cirujanos de la información.
En esa nota -que muchos colegas solidaria y comprometidamente levantaron, lo que permitió instalar el tema-, está el detalle de cómo fue el operativo, el ingreso al territorio, el Unimog, las 9 milímetros y las piedras; las que tiraban los peñi para defenderse pero también los gendarmes. Los gendarmes que agarraron a Santiago en el río.
Sin embargo no fueron pocos los medios (y funcionarios) que ignoraron esa versión. Cuando ya no pudieron, la desacreditaron. Y hasta se burlaron de ella.
Así se manejan. Lo que va en contra de sus intereses, lo hacen desaparecer de la agenda mediática. Pero cuando eso ya no es posible, sacan a relucir toda su profesionalidad. Para operar.
Sin embargo con Santiago no pudieron.
Lo intentaron, pero las mentiras tienen patas cortas cuando hay alguien que pueda demostrarlo.
Y somos miles. La familia de Santiago, la Pu Lof en Resistencia de Cushamen, el pueblo Mapuche y las comunidades de todo el país, los organismos de derechos humanos, estudiantes, laburantes, gente de todo el mundo, vos.
Y los medios autogestivos, que no competimos por primicias sino que compartimos ese derecho que es la información.
Así, con FM Alas desde El Bolsón, y con lavaca – MU, La Garganta Poderosa o Diario Tiempo Argentino, que también viajaron para allá, llevamos adelante una cobertura colectiva que se hizo masiva también gracias al compromiso de trabajadoras y trabajadores de prensa de todo el país.
Ellos, mientras tanto, van a seguir operando. Y buscan desaparecer a Santiago una vez más.
En los últimos días, por ejemplo, volvieron, lentamente, a sacar el tema de sus portadas y pantallas. De sus quirófanos mediáticos.
Sin embargo con Santiago no van a poder.
No van a poder porque hoy seremos miles otra vez en las calles.
No van a poder porque fuimos nosotras y nosotros quienes desmontamos sus operaciones, y logramos que se cambie de caratula y ahora de juez. Y hoy, aunque estén ansiosos por mostrar “los incidentes y los violentos”, o por sacar de nuevo a sus grupos de tareas a la calle, no van a poder.
No van a poder porque la calle es nuestro territorio. La calle y la verdad.
Y la verdad, esa que se empeñan en ocultar, es la respuesta a la pregunta que se hace el mundo: ¿Dónde está Santiago?