Juan Alonso / http://www.nuestrasvoces.com.ar/investigaciones/gendarmeria-vez-mas-complicada/
La causa por la desaparición de Santiago Maldonado tomó un nuevo impulso con las declaraciones oficiales de los testigos de la comunidad mapuche. La familia de la víctima denunció que Gendarmería adulteró los libros de tres destacamentos. El gobierno en su hora límite envió a Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos, para medir los daños. Ahora buscan instalar la idea del gendarme insubordinado que actuó bajo su propia voluntad. El curioso caso de la camioneta sin identificación que sería de Benetton, las pruebas de que Santiago estuvo en Cushamen el día de la represión y el rol de Pablo Noceti.
Mientras se caen una tras otra las versiones falsas sobre el destino de Santiago Maldonado, el gobierno y los medios oficialistas plantean un nuevo escenario de crisis en la sinuosa investigación de un caso de gravedad institucional, que ya dio la vuelta al mundo en 40 días de desesperación para la familia de la víctima.
Pese a las operaciones que dicen lo contrario, Santiago Maldonado fue visto por última vez con vida dentro de la Pu Lof en resistencia mapuche del Departamento de Cushamen, provincia de Chubut, entre las 11 y las 12 del 1 de agosto, cuando ingresó la Gendarmería –una fuerza federal que depende directamente de la ministra Patricia Bullrich y su jefe de Gabinete, Pablo Noceti– sin orden de allanamiento en un hecho ilegal y arbitrario en territorio indígena recuperado a Benetton en 2015.
Las pruebas de que Santiago estaba allí son concluyentes:
Con más de 12 grados bajo cero Santana “bajó” por algo de comida a la Pu Lof. Fue antes de las 20 horas del 1 de agosto. Estaba conmocionado. Pidió comida y Adriana logró hablar con él. Matías les contó a todos qué había pasado con Santiago. Luego escapó otra vez porque los gendarmes todavía merodeaban la zona a la altura de la tranquera vieja, que limita con la Colonia original Cushamen.
Matías Santana es apodado “El Sargento” y no se intimida fácilmente. Es un joven muy acostumbrado a la ferocidad del clima del campo en la Patagonia. Este cronista lo entrevistó cuando el frío helaba hasta los huesos, pero Matías andaba descalzo con un suéter ajado y la cara tapada. ¿Por qué usaba el rostro cubierto? Porque en esa zona sin señal de celular en el medio de la estepa, es muy habitual que las fuerzas represivas desaparezcan testigos a cualquier hora del día y más si se trata de mapuches.
Hay 100 casos similares al de Santiago y unos 30 judicializados en las provincias de Río Negro y Chubut en los últimos años, según la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y la Comisión Provincial por la Memoria (CPM).
En 2013, Génaro y Cristian Calfullanca desaparecieron a 40 kilómetros del casco urbano de Cholila, mientras alambraban un campo en el límite con Chile. Ambos iban a declarar en un caso de robo de tierras fiscales donde estaba acusado Miguel Castro, ex intendente de la región, que respondía al gobernador Mario Das Neves.
Aquel negociado se conoció como “Curro Verde” y tenía por objeto la venta de los bosques nativos a manos de terratenientes locales y personajes de la política de Cholila. Para subsanar ese caso aún impune, Das Neves echó a 26 policías de Chubut en noviembre del año pasado. Todos ellos estaban involucrados en casos de vejaciones y apremios ilegales a Julián Antillanca y los hermanos Sergio y Matías Aballay. Como se ve, Matías Santana tenía muchas razones para andar por el campo con la cara tapada. Pero esta semana declaró con DNI y a cara descubierta en sede judicial. Así desmontó otra campaña ponzoñosa: la versión de que la comunidad mapuche no colabora con la ley.
En la foja 4 del sumario de la Gendarmería y el folio 978 de la causa por los cuatro habeas corpus presentados por la desaparición forzada de Santiago Maldonado, el comandante general, Claudio Osvaldo Domenichini, detalló lo que llamó: “Copias de Actas Sumariales y Actas de Procedimiento Realizadas”. Escribió: “Se adjuntan las constancias del Sistema de Gestión Operativa de la Fuerza (SGO) correspondientes a los hechos suscitados en las fechas 10 de enero, 17 de junio, 29 de junio, 17 de julio y 31 de julio del corriente año. Asimismo se adjuntan tres (3) Actas de Procedimiento Correspondientes”.
Al analizar ese material documental oficial, que este cronista publicó en exclusiva esta semana a través de la red social Twitter, se pueden mencionar ciertos hechos:
1. Que de los hechos que desencadenaron la desaparición de Santiago Maldonado participaron gendarmes de los escuadrones de El Bolsón, Esquel y la Agrupación XIV Chubut, entre otros tres destacamentos más, entre ellos Ramos Mejía o Campo de Mayo, según el registro oficial.
2. Los nombres de los altos oficiales que intervinieron son Diego Conrado Héctor Balari, Juan Pablo Escola y Fabián Méndez. Además del subalferez, Emmanuel Echazu. En un momento del procedimiento, Méndez se retiró de la escena a una camioneta y el que firmó el acta fue Escola.
3. En el subtítulo “Apoyo de otras fuerzas federales o provinciales”, la fuerza admite en su documento presentado ante la Justicia, que hubo una reunión en la mañana del 31 de julio (24 horas antes de la desaparición de Santiago Maldonado) en Bariloche, de la que participaron el ministro de Gobierno de Chubut, Pablo Durán, y el propio Pablo Noceti en representación de Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
4. ¿Qué se discutió allí? “El peligro” de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) denunciado por las grandes asociaciones de terratenientes de la Patagonia nucleados en la Sociedad Rural Argentina (SRA) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Esos grandes empresarios del campo que están asociados a los extranjeros Joe Lewis y Luciano Benetton apuntaron a los mapuches de la Pu Lof en resistencia de Cushamen antes que el Estado lanzara esta flamante persecución judicial y política. ¿Por qué? Porque está bajo polémica el sentido de la propiedad privada y el no reconocimiento de la constitución estatal tanto de la Argentina como de Chile. Los pueblos originarios se consideran preexistentes a ambos países y reclaman su territorio ancestral que atraviesa el Valle Central de Chile y llega hasta la Pampa húmeda y sojera.
5. La Gendarmería lo dejó por escrito: “El 31 de julio del corriente año a las 22 horas, el jefe del operativo Comandante Mayor Diego Conrado Héctor Balari, tomó contacto telefónico con el señor ministro de Gobierno de la provincia de Chubut, Pablo Durán, quien en horas de la mañana había participado de la reunión de coordinación mantenida con el señor jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, doctor Pablo Noceti, en la ciudad de San Carlos de Bariloche (RN), quien se comprometió a ordenar a personal de la policía de esa provincia a colaborar con la Fuerza, lo cual no se concretó pese a los reiterados llamados telefónicos al señor Jefe de la Policía de Chubut y segundo jefe de la Unidad Regional de Esquel”.
Durante esa reunión entre Noceti y Durán realizada en Bariloche antes de la desaparición forzada de Santiago se discutió con una carpeta de Inteligencia de la Gendarmería cuya carátula dice claramente “RAM” y se publica más abajo. Al ser interpelado por los legisladores en Chubut esta semana, Durán responsabilizó a Noceti por el operativo que dio pie a la desaparición de Santiago. Sin embargo, la provincia de Chubut se presentó como querellante en la causa para incidir en las medidas de prueba y poder llevar el curso del expediente. Lo propio hizo la Gendarmería pidiendo vista de las actuaciones judiciales y el juez Otranto se la concedió, a pesar de que se trata de la fuerza sospechada de desaparecer a Santiago dentro de una comunidad mapuche.
¿Por qué el gobierno nacional sigue sosteniendo que Noceti estuvo “de paso” cuando en verdad fue a coordinar las acciones policiales y judiciales contra la RAM en conjunto con la Policía Federal, y los jefes policiales de Chubut y Río Negro? Incluso se reunió con el juez Otranto en Esquel.
Este portal publicó la fotografía de Noceti parado en la puerta del casco de la estancia Leleque de Benetton, a las 12:30 del 1 de agosto, a escasos 7 kilómetros de donde desapareció Santiago. Noceti apareció hablando con un gendarme en el único lugar donde hay señal de telefonía celular de espaldas al Museo Leleque. Un auto sin sirena lo esperaba en la ruta 40. Justo enfrente, en la subcomisaría de Leleque, el Estado montó un ejército con tropas de élite de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Divisiones de Criminalística de la Policía Federal, buzos de la Prefectura Naval, pilotos de drones y helicópteros artillados.
Recién el viernes 8 de septiembre –a más de un mes del hecho–, el juez Otranto ordenó un nuevo rastrillaje en el curso del río Chubut, que surca todas las propiedades que compró Benetton a las familias Paz y Ochoa en 1991. Otranto perdió un tiempo de oro: no allanó los campos de Benetton en las primeras 72 horas y al peritar las primeras camionetas de Gendarmería las requirió por oficio en vez de allanar los destacamentos, secuestrar los libros, y realizar las pericias en busca en de rastros de Santiago Maldonado.
Fuentes con acceso a la causa, auguran problemas entre Otranto y la fiscal Ávila, que en la noche del jueves desconocía el operativo al igual que la querella encabezada por la familia de Santiago. Todo indica que mientras Ávila investiga una desaparición forzada de persona (es decir, una detención ilegal por parte de una fuerza federal del Estado); el juez Otranto con ansiedad de camarista, continúa diluyendo las pistas más firmes y persiste en buscar un cuerpo sin dar crédito a los testigos de la comunidad mapuche.
Al cierre del este artículo, surgió la novedosa teoría del gendarme trasnochado que por virulenta y propia iniciativa, habría descargado su ira en el cuerpo de Santiago. ¿Pero quién sería ese gendarme insubordinado? Según la lista que presentó la propia fuerza hubo 137 efectivos que participaron del operativo del 31 de julio y el 1 de agosto. La Gendarmería tardó 16 días para admitir que usó 17 vehículos, entre ellos, tres unimog.
Llamativamente esa flamante hipótesis del gendarme solitario coincide con la estadía en Esquel del secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, enviado a la Patagonia a medir los daños.
La familia Maldonado insiste en las pruebas fraguadas y la adulteración de los libros de guardia de tres destacamentos de la Gendarmería: El Bolsón, Esquel y General San Martín.
Los gendarmes que actuaron tienen los teléfonos intervenidos y están bajo presión psicológica. Fuentes de la fuerza aseguran que se vive un estado de zozobra que incluye el repudio de los vecinos cuando ven sus uniformes en el supermercado. “Ustedes se llevaron a Santiago”, los acusan en Esquel y El Bolsón.
El caso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado se pegó como una lapa dentro del nervio social de los argentinos y el mundo entero.
¿Dónde está Santiago?
El gobierno nacional aun debe esa respuesta.
*Periodista y escritor.