Sergio, el hermano de Santiago Maldonado; su esposa Andrea y Nora Cortiñas, Madre Línea Fundadora, fueron el plato fuerte en el segundo día de la tercera edición de las Jornadas Derechos Humanos y Psicología que se realizó ayer en Rosario. Los más de mil asistentes escucharon en silencio, aplaudieron de pie y corearon el ¡Presente! con el que cierran las marchas. Repasaron exhaustivamente la desaparición forzada del joven, una y otra vez hablaron de la marcha de la investigación pero también hablaron de las vivencias de la familia que aún no perdió las esperanzas.
“Mi madre piensa si le darán de comer o si tendrá frío”, contó Sergio. Momentos antes cuando los tres ingresaron al Salón de Usos Múltiples de la Facultad de Psicología, donde hasta funcionaron ventiladores por la cantidad de gente, un aplauso cerrado anticipó por donde vendría la tarde. Había ganas de conocer de cerca todo, pero también la convicción de que se trata de una causa bisagra en el actual contexto.
“Estamos asustados, pero este temor debe transformarse en fuerza y lucha para evitar la naturalización de todos estos años y para evitar que quieran avasallar los derechos humanos por los que el pueblo argentino tanto peleó y pudo avanzar como sociedad”, dijeron los organizadores en la apertura. Por su parte el concejo directivo de la Facultad puntualizó su repudio “al accionar de Gendarmería, del Poder Judicial y de los medios de comunicación” y reafirmó la responsabilidad de la “ministra Patricia Bullrich y del gobierno nacional en la represión y la desaparición de Santiago”, además de declarar el “apoyo a la causa de la comunidad mapuche”.
El primero en hablar fue Sergio, quien agradeció en nombre de su familia. “Jamás imaginé la dimensión que iba a tener esto, me parecía que iba a despertar, que era un error, que tal vez a Santiago lo tenían en algún lugar esperando a que se le pasaran un poco los golpes para largarlo”, arrancó. Y dijo que después comprendió la complejidad del caso, no sólo era su hermano, sino un mensaje para no comprometerse.
El apoyo de las Madres y “la gente que comenzó a salir a la calle manifestándose” fueron un apoyo que lo emociona con sólo dimensionarlo. Y que sirvió para amortiguar las críticas y los cuestionamientos que recibieron desde un primer momento. “Todos el tiempo estuvieron haciendo operaciones y diciendo mentiras, que lo veían acá y allá, que era correo mapuche, y mirando la historia queda claro que se trata del mismo ataque sistemático que la gente refleja por ahí sin darse cuenta”, describió. Y dijo que en un primer momento hasta los quisieron malquistar con la comunidad mapuche.
“Tuvimos que esperar hasta el 24 de agosto para que la fiscalía reconociera que se trataba de una desaparición forzada, no así el gobierno, que insiste en que a algún gendarme se le fue la mano”, dijo. Y fue por más, “o como quieren hacer ver ahora, que es un homicidio aparentemente, pero no lo es porque el cuerpo no está”.
Para Sergio, “deberían de una vez por toda hacerse cargo y no mandar al frente a tres gendarmes como lo están haciendo, que citaron a testimonial y se presentaron dos cocineros gendarmes que no sé que tendrían que ver en esto”.
“No son tres, son 137, según lo que habían presentado, y tienen que haber varios más, que son los que dan las órdenes; alguien se tiene que hacer cargo y no lo están haciendo, todo lo contrario”, afirmó. Además, recordó que “la comunidad mapuche no es una ciudad pequeña o un poblado, sino treinta familias en constante de zozobra por miedo a la Gendarmería. En los últimos 20 años hay decenas de desapariciones en la defensa de su tierra”.
“Tuvo que aparecer Santiago, no sé si equivocadamente para nosotros o no, creemos que por una causa justa, y ahora está en boca de todos el problema de los pueblos originarios, esto es, la cantidad de tierra que hay en manos de extranjeros”, enfatizó.
Esperanza y sufrimiento
“Tengo un poco de esperanza de que aparezca con vida, son 42 días y es mucho el sufrimiento y el dolor, principalmente de mis padres y mi abuela, que lo extrañan todo el tiempo”, dijo Sergio. Y consideró interesante charlar el tema entre estudiantes que seguro tienen las herramientas para ayudar a pensar qué “nos pasa a nosotros, las víctimas”.
Después dijo que su renuencia a presentarse en los medios tiene sus razones, a veces el cansancio y también el hecho de no ser “un orador, no tener facilidad de palabras; simplemente hablo del dolor de hermano. No quería estar acá, acá me puso la vida”.
“Por ahí parece frase de un señalador cuando uno dice que el apoyo de la gente se siente como una caricia al alma, pero es así, ver tanta gente que nos abraza. Eso para nosotros es enorme, me quedo con lo bueno, con la solidaridad que nos muestran”, aseguró.
Andrea, su esposa, fue la encargada de acercar las vivencias de la familia. “Santiago no es el monstruo que quisieron presentar: es solidario, alegre, le gusta viajar, hace muchos amigos, tiene ideas bien puestas no transa con nadie. En Chile estuvo junto a los pescadores y en La Plata colaboraba con un merendero”, contó.
“Esto no tiene que ver con uno o dos gendarmes, esto es desde arriba: el mensaje es que la gente no se comprometa con nada, como hace Santiago, que defiende la vida, el agua, la naturaleza y la cosmovisión de los distintos pueblos”, señaló Andrea. Y dijo que el joven tiene una gran relación con su madre y su abuela: “Les cuenta de los viejas, de la gente que conoció, de las raíces y las plantas”.
A su turno, Nora Cortiñas destacó “lo bueno de estar para poder contarle la verdad frente a lo que dijeron los medios; tanta mentira tanta hipocresía. La metodología infame no cambió, las mismas mentiras decían cuando se llevaron a nuestros hijos”.
La representante de Madre Línea fundadora instó a seguir “perturbando” con la presencia en las calles y exigiendo aparición con vida de Santiago. “Cuando una vez se dijo nunca más, es nunca más”, cerró Nora, y convocó al ritual de cierre con un ¡Presente!, que acompañaron emocionados los más de mil asistentes.