Nos mantenemos ajenos a cualquier intervención pública donde se avance sobre detalles de la causa que, como sabemos, está en una etapa clave de investigación. Aún no estan los informes de la autopsia y no se ha podido establecer el tiempo y causa de la muerte de Santiago.
Pedimos prudencia y muchos, casi todos, lo han entendido y respetan.
Aún así, siguen apareciendo notas en algunos medios de comunicación con detalles y resultados que no surgen de las constancias de la causa y que no conocen nuestros peritos de parte.
Creemos, una vez más, que es necesario permitir trabajar sin interferencias al Juez y la difusión de estas noticias no colabora a esa búsqueda de conocer la Verdad y obtener Justicia, que es lo único que perseguimos en esta causa.
Como adelantó Sergio en su carta leída en Plaza de Mayo, de los avances de la causa no vamos a opinar.
Solo nos vamos a permitir una excepción que esperamos comprendan.
La semana pasada hubo novedades más trascendentes en cuanto a lo que también nos ocupa: que miles de personas bien intencionadas, que nos acompañan en marchas, actividades o sencillamente con su silencio y respeto, sepan quien era Santiago.
De la pericia a sus teléfonos, tarjetas de memorias y la cámara fotográfica que le regaló Estelita (como tenía agendada a su mamá), pudimos admirar la belleza de sus trabajos y el respeto a cada persona que tatuó: cientos de fotografías solo de la parte del cuerpo tatuada.
Vimos filmaciones de asambleas populares en Chile, donde Santiago registra los debates sobre reclamos de tierras de campesinos y trabajadores; músicos cantando y tocando en las calles; paso a paso sus murales; sus canciones y letras.
Santiago era un defensor de los derechos humanos, una persona profunda y comprometida.
Le debemos esta lucha, no bajar los brazos, reclamando Verdad y Justicia.